viernes, 15 de agosto de 2008

Estos son mis gatos



Max y Salome. Son mis gatos, pero también son de otra persona que ya no vive en casa. Son más de ella que míos, solo que yo tengo espacio, les tengo una casa para que echen pelos y caguen y meen.

El gato blanco me quiere, la mona aun más. Yo no. Me molestan mucho sus molestias. Pero siempre me gusta su compañía, les hablo todo el tiempo, los acaricio.
Cuando se vayan, o se mueran, dejaran gran un vacío, supongo, como las ausencias de los hijos.

3 comentarios:

Ana Maria Vallejo dijo...

El gato no odia, se entrega con divino abandono al goce de todas las comodidades. Por eso, es el que mejor comprende la vida, porque la comprende en el sentido asiático antiguo, que es el mas bello y noble sentido de la vida. Odia el trabajo y adora la pereza en su acepción mas perfecta. De sus instintos selváticos el gato no ha olvidado el amor. Pero, parece que el amor es un impulso eterno y su practica habrá que acomodarla a todos los conceptos de la civilización. En resumen: el gato, magnético, atravesado de fluidos extraños, que junta en si mismo la espiritualidad concentrada y la sensualidad infinita, es la concreción ideal del tipo humano del porvenir. Luis Tejada. EL gato. Crónicas para leer en el tranvía. Del la colección que te gusta llevarte del metro, y por supuesto, no entregar… a mi también. Bonitos los gatos. Tu sabes que me gustan, lastima ser alérgica.

Lascivia dijo...

bueno,, por lo menos pude verlos.estan hermosos hermosos.
gracias, gracias, gracias.
un saludo. un abrazo.

@LargoL dijo...

Dice la leyenda que todo blogger tiene su gato . .