sábado, 9 de mayo de 2009
Saludando a mi papá en un Domingo
Esa es la plaza de mercado de Ciudad Bolívar.
La cantina es la de “Toño”.
Ese toldito, que estuvo en muchos lados de la plaza, y que hoy esta ahí, y desde ahí nos sigue dando comida, carne, parabólica, y parche para mi papá.
Mi papá, que no “sabe hacer nada más” (no quiere) que vender tomates, es él. Se llama Alirio, y hoy esta de pinta de trabajo.
Sábados y Domingos, trabajando en el toldo, para conseguirnos la plata de la semana.
Cada fin de semana. Porque mi papá solo trabaja tres, hoy, casi cuatro días.
Venteros de Tomate. Legumbreros. Cebolleros. Comerciantes.
Lo que sea, de esos vivimos. De allí, de estar sentado en el suelo y empacar zanahorias y arreglar los repollos y escuchar música guasca todo el día los tres días, de allí, de 1000 pesos de legumbre señor que esto esta muy duro, sale mi fuerza de rebeldía, de revolución, de querer vivir esta vida tan bonita. Los campesinos nos muestran de cómo esta una sociedad, y yo que les vendí yuquita y tomate para los frijoles de la “jínca” durante 15 años, se que esta Colombia esta mal, rota, triste, sin ganas, llorando.
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