Volví al estadio, Parte 1.
Esta es la fiesta verde, la previa a un partido, la alegría de ser loco, borracho, hincha apasionado, rockero delincuente y persona común y corriente. Los que asistimos a la fiesta somos los que alentamos a un equipo de fútbol que se viste de verde y que juega y es de la Ciudad de Medellín.
Yo hace mucho no iba al estadio. Tal vez dos años. Pero cuando iba, era sureño, muy sureño. Viaje a muchas partes de Colombia, no me perdía ni un partido del verde.
No volví a ir a la fiesta de los domingos y de los miércoles porque el fútbol que se jugaba no compensaba la plata que con mucho sacrificio se invertía en la boleta. A demás las barras, puntualmente Los Del Sur, comenzaron a mover muchos intereses oscuros, y yo definitivamente quería seguir viviendo.
El domingo 28 de septiembre regrese de nuevo al Atanasio Girardot en plena fiesta del hincha verde. Volví con mi hermano, con dos primos, y con Ana María Vallejo.
Para Ana María fue su primera vez, para mí no, pero tenía la misma actitud, aunque con el paso de los minutos se me fue saliendo el barrista que llevo dentro.
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